Porque somos vida,
porque damos vida.
Alzamos la voz.
Porque somos ruido,
porque de un bostezo nace el grito
y de nuestras heridas, un rugido.
Abarcamos justicia,
porque los mismos brazos
que acunan a un hijo,
también luchan por el mismo.
Somos el origen y la sangre.
La fortaleza de un mundo
que empuña valentía para
que este avance.
Nuestra piel es de acero
y aún así ardemos con las cenizas
de aquellas que fueron pisoteadas,
maltratadas, amordazadas y ofendidas.
Pero tenedlo claro:
vuestra destrucción es nuestra única fortaleza.
Reclamamos lo que nunca debió ser arrebatado,
menospreciado e invadido.
Reclamamos habitar libertad en nuestros cuerpos
y pisar con orgullo las huellas de la historia.
El dolor de nuestros ojos,
es la masacre que nos propiciáis a oscuras.
El valor de los mismos,
será la victoria cuando comprendáis
que miramos sin miedo al futuro.
Somos las hijas de la luz.
La inmensidad, la belleza y la eternidad.
Suaves como los rayos del sol si acarician.
Fuertes como las llamas de un incendio si se revuelve.
Estamos vivas,
más vivas que nunca.
Porque somos vida,
porque regalamos, concedemos y otorgamos vida.
La nuestra, la merecemos.
La vuestra, os la damos.