La historia que se muere entre tus brazos



 



















Acabamos de admitir que ni juntos ni revueltos.
Ha sido raro,
se habrán muerto muchas plantas a la vez
y los pulmones del planeta
estarán tan negros como los míos.
Porque sin amor,
todos estamos jodidos.

He pensado en regalarte la vida que tenía antes de ti.
Estoy segura de que te encantaría.
Nada del otro mundo
no te creas, 
creételo.

Pero pelearías por nacer en él, esta vez también.
Y todas las que supusieran un ciclo de vida corto.
Nacer, crecer, reproducirse…
Para.
No queremos más como tú,
las réplicas baratas se venden al peso en el mercadillo de
segundas oportunidades.

Arqueo la espalda,
descontracturo los problemas anudados a ti,
me preparo para la guerra,
y me despido en una avioneta con estampado de camuflaje.

Turbulencias en un vuelo con destino:
“La historia que se muere entre tus brazos”
Deja la caja negra,
nuestros restos se quedan.
Nosotros,
nos salvamos.


Monocromáticos



Mira el cielo y le pinta entre las nubes, 
le dice que ella lo ve verde e intenta convencerlo 
de que hoy hace un día precioso para los soñadores. 
Que si mezcla el amarillo del amanecer y el azul del cielo, 
obtiene el color de la esperanza. 

Él la cree y la mira 
con una sonrisa enorme en la cara, 
como pensando en lo absurdo 
de que haya días verdes. 
Dice lo mucho que intenta 
no quererla más de la cuenta, 
y en el fondo sabe 
que hasta un daltónico pintaría el cielo 
con el color que ella quisiese. 



Aunque ni siquiera ese color existiese en este mundo,
 aunque viviésemos en blanco y negro.

Correr dicen que es cosa de cobardes





Ahí fuera hay más gente enamorada de sensaciones que de personas,
hay más gente queriendo sin sentido
que con uno en común.

Yo espero que te quieran por lo que eres capaz de ser
cuando no hay nadie mirando alrededor.
Que te quieran por todo aquello que yo no fui capaz de querer.

Que lo hagan por el otro lado de la moneda
por el que no da suerte
por el que no elijes.

Me he visto muerta
de risa
de rabia
de amor
y muerta de miedo

pero solo una vez muerta de muerte.
Muerta de ti.

Yo siempre he sido de quererme por cómo soy cuando estoy conmigo
y de no mirar hacia atrás en las despedidas ni en las explosiones.

He sido de correr
de correr con todo lo que eso conlleva
sin saber cuál era la meta
y de saltármela si es que hubiera habido alguna.

He sido de correr y de correrme contigo
con todo lo que unas piernas, pulso y corazón conllevan.

He sido de ti.
Contigo.

¿Cobarde?
Correr no es de cobardes.
Es de querer fallar en otra parte. 

Donde el viento nos deje ser





Estoy arañando las paredes
desde que tiré tu nombre por la ventana
en la última discusión.

Apuesto a que tú, ya ni siquiera riegas las plantas con desgana.
Enero te está haciendo el favor de lloverlas encima.
Y el agua las llega al cuello.

Las está ahogando
y a nadie le importa.

En realidad está siendo un cabrón.
Como el final del verano lo fué.

Hay un corazón encharcado,
y a nadie le importa.

La chica del tiempo ha vuelto a predecir
temporada de lluvias torrenciales
y paraguas rotos en las esquinas de la ciudad.

Sácame de aquí y llévame a algún lugar
dónde solo estén tus manos
bailando la curva de mi cuerpo.

Donde no respiremos aire,
y sea él, el que nos respire a nosotros.

Donde el viento no empuje,
y nos deje ser.

Rebobina hacia atrás la cinta de nuestros golpes
y permítete fallar.

Permítete que duelan las caídas a cámara lenta.

No pasa nada
yo estoy aquí
no me he ido
no aún.

No aún que aún te espero.

Nieva despacio


Nieva despacio
y pienso que pudimos haber sido una y mil veces.
Pudimos haberlo sido todo.


Pudimos
pero no quisimos,
ni nos quisimos lo suficiente.


Lo extraño -que no bonito- de la contradicción, 
es sabernos nuestros mientras somos de otros. 
Dejar para antes de ayer lo que no podemos ser pasado mañana.

No necesito que me entiendas, con que me quieras ya lo haces bien.

Tú sabes que esa mentirijilla se inventó al otro lado del mundo,
luego dio su propia vuelta sobre él y llegó a nosotros para no creérnosla.


El miedo es la asignatura de Septiembre,
nuestro amor once meses tóxicos del año.
Y aunque debería sobrar,
siempre falta
y nunca basta.


Nieva despacio,
y estoy a una canción de parar todos los relojes del mundo


Nieva despacio,
y tú no estás para ser las mil veces más que nos faltaron.

Tontos




Palabras anegadas al consciente del subconsciente tiran de la cuerda hasta rajarse las manos.
Aviones que volaron sin tu compañía hoy se estrellan reivindicativos de tu ausencia.
La casa en ruinas. Tu risa en llanto. Mi orgullo herido.

Todo lo que aparentemente se ve, está empañado.
Y mil veces prefiero la pared y la espada, a tu dedo índice señalándome sin punto de apoyo.


Poco sé de unos locos que se escaparon del manicomio para ingresar en un sanatorio.
Y de una cura malcurada contra el cáncer.

Pero qué cura, 
qué cura... 
Si ya nada es locura.

Me he prometido que voy a olvidarte, aunque luego te busque, te piense, te escriba y me masturbe. 
Odiaré aún más los atardeceres y las promesas que parían. 
Te tiraré con ellas por un puente y miraré la caída desde arriba.
Haceos aguadillas y ahogaos mutuamente.

También me he prometido salvarte, porque yo soy así, porque quiero salvarme, mi vida.
Pero el pretexto que se sirva de otra cosa. Que se sirva otra copa y brinde por nosotros. 
Por los que nunca serán felices porque se besan con las manos queriéndolo hacer con los labios.

Te prometo que traía un montón de palabras bonitas envueltas con cintas de flores pero mira, mejor se las regalo a otro. 
Que no estoy de amor en este momento. 
Y las promesas tampoco son lo mío.

Yo lo siento, lo siento tanto que te escribo.
Lo siento tanto que te siento y me siento y nos digo lo que ya nos hemos dicho. 

Que es muy difícil, casi rozando la imposibilidad, que tú me quieras.
   
Que es muy de tontos querer a quien no quiere ser querido.
pero más de tontos es quererse sin querer.