Dos niños del 90 y tantos



Fuimos pequeños moldeando el mundo,
y el mundo diminuto en tus ojos.
Queriéndonos descalzos,
salvajes, 
tropezados,
constantes.
Pura vida floreciendo en los almendros,
estallando primaveras al final de los veranos.

Te temblaban las piernas en las despedidas
y mi corazón, 
aún intacto,
convulsionó al primer beso.
Beso de mejillas incendiadas
y la noche estrellada en tus pupilas.

Despertamos de un largo letargo
acumulado en otras vidas.
Fuimos dos niños en un tiroteo:
Tonto el que ame primero.

Fuimos dos niños del noventa y tantos
encendiendo una mecha muy corta
en dirección contraria a no olvidarnos.

Perro

Colaborando con la revista Zoozobra Magazine,
Poema: Aquí 


Sacúdete como un perro mojado
y salpícame de hipocresía,
ya me tienes justo donde no me querías.
Donde nunca lo hiciste
y dónde ya nunca lo harás.
Porque no te dejaré.
Tranquilo.

Estoy obsesionada con colgarme de un árbol
y que ese árbol en vez de hojas, dé raíces.
Y que en lugar de dar vida,
la terminen.

Si te corto por lo insano será como si un vicio 
solo existiese para las ocasiones especiales.
Las más ordinarias, vaya.
Las que nacen de noche y mueren de madrugada, 
en una cama para dos donde solo uno 
siente el tacto frío del ártico entero.

Me harás secreto y no me dirás a nadie,
para que me cumpla.
Pero yo me sabré, 
porque me conozco 
como si me hubieses querido 
y luego no.

Y eso dice mucho de mí.
Tanto, que si me prestas la atención 
que no me merezco,
puedes escuchar 
cómo te mando a la mierda.